Igualdad de Oportunidades, ¿Quién paga?
Es indiscutible que la igualdad de oportunidades es un bien ético y, consecuentemente, su persecución constituye una obligación moral irrenunciable. Dicho esto, hemos de ser conscientes de que consecución es costosa difícilmente alcanzable y creo que hemos de plantearnos la cuestión de en quien repercutimos el coste de los esfuerzos realizados por llegar ella.