En el anterior número de esta publicación, Rafael López escribía un magnífico artículo (link al artículo) acerca del papel capital que la innovación está llamada a jugar en el actual entorno económico, especialmente en estos tiempos, caracterizados por la grave crisis que estamos viviendo.
El ciclo de la “I”, investigación, a la i, “innovación”, corresponde con el proceso de convertir capital en conocimiento y éste, nuevamente, en capital a través del lanzamiento de nuevos productos o servicios de mayor valor y/o de la mejora en los procesos de producción de los mismos. En el mundo globalizado y la economía del conocimiento que nos ha tocado vivir la apuesta por la I+D+i es o debe ser, sin duda, un pilar estratégico y un valor diferenciador para muchas organizaciones.
A mi juicio, la RSE, en su vertiente de reflexión ética, propone un objetivo, un destino a la innovación que deben promover y desarrollas las organizaciones. Una empresa responsable es una empresa que persigue ser sostenible tanto económica, como social y medioambientalmente, es una empresa que busca incorporar en su gestión, estrategia y actividad los requerimientos de la sostenibilidad y la continuidad de una empresa, tal como ponía de manifiesto Rafael en su artículo, está íntimamente relacionada con su capacidad de innovar.
La innovación supone promover actitudes como la creatividad, la proactividad, la colaboración, el compartir conocimiento, aceptar el fracaso no negligente como una oportunidad de aprendizaje y mejora… Una gestión empresarial ética, centrada en las personas, es el soporte necesario para hacer brotar y crecer este tipo de actitudes en la cultura de una organización. Innovación, La mayor sostenibilidad económica, social y/o medioambiental en la generación de productos o procesos no es sólo un criterio-guía para el trabajo en I+D+i, sino que constituye en sí misma un valor añadido del resultado final. Algunos ejemplos de empresas que han hecho patente la estrecha relación entre sostenibilidad -también económica, pero no sólo- e innovación son:
• DSM, empresa con actividades relacionadas con los sectores de la salud, nutrición y materiales, se ha posicionado como una empresa puntera en biotecnología (que podemos definir como la utilización de métodos y procesos basados en la biología para mejorar los procesos industriales y producir bioquímicos o biomateriales); ha apostado decididamente por extender la utilización de procesos biotecnológicos, lo que le permitirá emplear menos energía y materias primas y generar menos recursos, consiguiendo una reducción de costes que estiman puede llegar al 50%.
• En 2003 Philips lanzó al mercado las lámparas electrónicas, que tienen una vida útil que multiplica por 15 la de una lámpara incandescente y son mucho más eficientes.
• Alstom, líder mundial en el mercado ferroviario, ha situado la preservación del medioambiente en el centro de su estrategia empresarial, apostando por desarrollar soluciones que contribuyan a realizar el reto que supone una movilidad verdaderamente sostenible. Esta empresa ha desarrollado un sistema de tracción alimentado por baterías, y el flywheel, que almacena energía de frenado en forma de energía cinética de rotación, que mediante un generador eléctrico se devuelve al sistema de propulsión cuando es necesaria tracción.
• Aguas de Mondariz, con la adopción de la botella cuadrada ha hecho mucho más eficientes sus procesos de almacenamiento y transporte, y con la reducción de la altura de la boca de la botella y la sustitución del PVC por el PET ha reducido sensiblemente su consumo de agua; además, este último material es 100% reciclable y no provoca emisiones contaminantes al ser incinerado.
La innovación, la capacidad de pensar y actuar de forma distinta para ser más sostenibles económica, social y medioambientalmente, debería además traspasar los muros de nuestras empresas y repensar los fundamentos y estructuras económicas de nuestra sociedad y acercarnos a ellas de diferente manera. Deberíamos reflexionar acerca de algunas cuestiones:
- En el primer mundo, las economías más competitivas no lo son por sus bajos costes salariales, el camino quizás no sea bajar salarios sino ganar productividad.
- Es difícil pensar que en el futuro vayamos a pasar toda nuestra vida profesional desempeñando el mismo puesto de trabajo en la misma organización, pero eso no es una amenaza, es una oportunidad, que requiere, eso sí, que creemos un mercado de trabajo justo, equilibrado y ágil y que cultivemos constantemente nuestra capacidad de cambio y adaptación y nuestra capacidad de aprender y desaprender.
- Debemos aprender a ver a las empresas no como máquinas de hacer dinero sino como instrumentos de creación y redistribución de riqueza.
- Todos, especialmente los más jóvenes, deberían pensar que el emprendimiento también puede ser una forma de mejorar el mundo y ayudar a los demás.
Revista “FEGAPE”, nº 4, p. 31
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